28/11/24

A ze gurutzea

 La Comisión de Cultura de las Juntas Generales de Gipuzkoa acordó el viernes, con los votos de PNV, PSE y PP, instar al Gobierno Vasco a “analizar las posibilidades de protección de la integridad material y significado de las cruces de las cimas de nuestros montes”. Ojo: analizar las posibilidades de protección no de tal o cual cruz, sino de “las cruces”. Nuestra inicial sorpresa pronto se tornó en indignación: ¿proteger las cruces? ¿Y los montes? Porque son innumerables los proyectos energéticos, de alta velocidad y de todo tipo que amenazan la diversidad, el paisaje y, en general, el patrimonio de “nuestros montes”, pero las Juntas, puestos a pedir protección, ¿la piden para las cruces?

Albistea ezagutu genuenetik egun batzuk pasatu dira eta hasieran sentitu genuen amorrua apaldu da, baina jarraitzen dugu guzitz desados egoten Kultura Batzordearen erabakiarekin. Badakigu gurutzeen inguruko eztabaidan ingurumena ez dela kontuan hartu beharreko irizpide bakarra.

 Sinbolo erlijiosoek espazio publikoan jokatu behar duten rola ere ezbaian baitago. Izan ere, egia da gurutze horietako batzuk, denboraren poderioz, “tradizional” bihurtu direla. Baina hori bezain egia da gurutze horiek ez direla herritarren debozio espontaneoaren ondorio huts. Botere erlijioso eta politikoak espresuki emandako bultzadaren ondorio ere badira.

                      Toma respeto por los símbolos religiosos

Por eso decimos que somos conscientes de que el debate en torno a las cruces no es solo de naturaleza ambiental, pero también es ambiental, pues nos parece evidente la necesidad de despejar las cimas de nuestros montes de elementos ajenos al medio natural.

No se trata de reclamar ahora la eliminación de todas y cada una de las cruces. Desde Eguzki, al menos, no reclamamos eso. Pero no estamos dispuestos a aceptar acríticamente que hay que proteger “las cruces”, con la excusa de que forman parte de la “cultura vasca”, como puede leerse en la resolución aprobada en Juntas.

Porque en la cima de los montes sobra cemento, aunque sea en forma de cruz, y retirarlo contribuye a la restauración ambiental, a recuperar el perfil original de los montes. Y entendemos que eso también es “cultura vasca” digna de protección.